Vía Crucis
Dime de dónde vienes, peregrino.
Vengo del mar de la Melancolía;
naufragaron mis sueños, y en la vía
a merced he quedado del Destino.
¿A dónde vas tan solo y tan mohíno?
Voy a las playas del eterno día
en busca de reposo: el alma mía
ya no puede sufrir este camino.
¿Qué llevas tras de tantas malandanzas?
Un ataúd para las esperanzas
y un incensario para la Belleza.
¿Y qué más llevas, peregrino hogareño?
Para cada ilusión un desengaño
y para cada hora una tristeza.
Francisco Restrepo Gómez
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