Desfile blanco
Mujeres... y
mujeres... y mujeres
pasan por el
proscenio de la vida,
llevando, como
mágica bebida,
más o menos
idénticos placeres.
Yo, cansado, a la
par que sitibundo,
siendo, desde el
sitial de mis dolores,
deseos de apurar
otros licores,
en otras copas y
en distinto mundo.
Fatigado y mudo y
soñoliento,
en las alas me voy
del pensamiento
a dormir a la isla
de Citéres.
Y allí también,
con voluptuoso empeño,
cruzan las
avenidas de mi ensueño
mujeres... y
mujeres... y mujeres.
Francisco Restrepo
Gómez
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