María Inés
María Inés,
dulce niña:
Ligera, suave
y armoniosa que hoy dejarás aquel
risueño valle
y dejarás la fuente cantarina.
María Inés, dulce niña:
Blanca y lozana como el lirio
como el agua del río
cristalina, como la brisa suave y
cadenciosa.
Vas al templo este día porque el
amor vino a tu
corazón. Ante el altar tu espíritu
de hinojos se
elevará feliz hace el creador y
escucharás como los
ángeles llenos de unción, harán
vibrar las arpas
celestiales y cantarán con dulce voz.
Llevas para esta fiesta de tu
vida la hermosura de tu
alma, engalanada de todas las
virtudes. Y a
semejanza de los tules que cubren
tu cabeza, eres
diáfana y leve.
María Inés, dulce niña:
Que la vida te ofrezca la armonía
que guarda y tus
ojos serenos con apacible calma,
todo lo vean
siempre del color de las rosas.
Que el Señor te bendiga y te
llene de gracias y que
todos los días, con el Príncipe
Azul, seas feliz,
¡muy feliz!
Francisco Restrepo Gómez
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