Soneto #1
Suave boca doliente, ojos de dolorosa
tristes como la vida, negros como la suerte:
perfil en donde tiembla la claridad dudosa
que en el rostro del Hamlet romántico se advierte.
No tienes la belleza matinal de la rosa
sino una gracia enferma que cautiva y pervierte,
y al tiempo que tus labios manan la miel sabrosa
tus ojos sólo ofrecen néctar de la muerte.
Yo, desterrado eterno, prófugo de un remoto país,
canto tu hechizo, mujer a cuyo lado sentí
canto tu hechizo, mujer a cuyo lado sentí
que el hilo de oro de mis sueño está roto.
Así, serena, triste, fatal, haz que tu nombre
me deje por su sola virtud transfigurado
en un dios que se hubiese cansado de ser hombre.
Francisco Restrepo Gómez
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