Wednesday, November 26, 2014

Para siempre




Para siempre


Arde un tizón, ya casi consumido,
en el hogar, y un rayo de la luna
se acerca moribundo hasta la cuna
en donde duerme mi recién nacido.

Entre tanto, mi dulce compañera
hace labor; yo escribo alguna cosa
que me ha dictado el corazón, y afuera
tal como un niño el vendaval solloza.

El fuego va a morir; también la luna
apaga su fulgor, más por fortuna
ni eso me inquieta ni me importa nada,

porque cual una inextinguible hoguera,
conservo de tu amor la llamarada
y el rayo de tus ojos compañera.



Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, November 19, 2014

Media luz




Media luz

A la hora del Angelus, cuando todas las cosas
las baña el claro-oscuro de la melancolía,
y están las almas tristes, cansadas y ojerosas,
y están las aves quietas y la montaña fría.

Cuando a surgir empieza tras de la serranía,
sobre una caravana de nubes voluptuosas,
la encanecida reina, y en la azulada vía
desata suavemente sus crenchas luminosas.

A esa hora siento diversidad de cosas
en la caverna hirsuta de mi melancolía;
gemidos de ilusiones viudez de mariposas,
excesos de nostalgia, sollozos de agonía,
cadáveres de sueños... desolación de rosas.


Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, November 12, 2014

Soneto (Sin título #1)



Soneto #1

Suave boca doliente, ojos de dolorosa
tristes como la vida, negros como la suerte:
perfil en donde tiembla la claridad dudosa
que en el rostro del Hamlet romántico se advierte.

No tienes la belleza matinal de la rosa
sino una gracia enferma que cautiva y pervierte,
y al tiempo que tus labios manan la miel sabrosa
tus ojos sólo ofrecen néctar de la muerte.

Yo, desterrado eterno, prófugo de un remoto país, 
canto tu hechizo, mujer a cuyo lado sentí
que el hilo de oro de mis sueño está roto.

Así, serena, triste, fatal, haz que tu nombre
me deje por su sola virtud transfigurado
en un dios que se hubiese cansado de ser hombre.



Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, November 5, 2014

Nuevo Lázaro



Nuevo Lázaro

Tú fuiste buena y cauta cuando sobre mi vida
desató sus influencias tu reinado de amores
y me crucificaron tus ojos bienhechores
en un leño de auroras, sin hacerme una herida.

Fuiste buena como una palma enternecida
apagaste mis ansias me ungiste con flores;
yo era entonces muchacho de sueños tricolores
y me fui a perseguirlos por el mar de la vida.

Hoy vuelvo a ti, frondosa, munificente palma,
vuelvo a pedirte sombra, perdón, paz y terneza;
a pedirte el milagro de la resurrección.

A tus dominios vengo para que ampares mi alma;
si vieras como ahora me llueve a tristeza
¡si vieras cómo tengo llagado el corazón!



Francisco Restrepo Gómez