Viejos amigos
Cuando tocó a la
cárcel de mi vida
con destellos de
luz y sombra, la pobreza,
a su encuentro s salió,
desfallecida
una anciana
deforme: mi tristeza.
Y no me estremecí
de ningún modo
me extrañó la
visita: mi existencia
siempre está
pronta a recibirlo todo,
o casi todo con la
indiferencia.
Como una vieja
amiga la esperaba
así, como una
amiga que se grava
en las
profundidades de nuestros sueños.
Un duro y negro
pan ella me trajo,
y en cambio yo le
di por agasajo
el blanquísimo pan
de mis ensueños.
Francisco Restrepo
Gómez
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