La copla eterna
(Cantares inéditos 3 &4)
Mi corazón es un niño,
que
dejará de llorar
cuando les des a mamar
la leche de tu cariño.
Bájate la falda un tanto,
hasta el tobillo siquiera,
porque... yo no soy un santo
y... ni de fierro que fuera.
El cura me aconsejó
resistir las tentaciones;
el cura tiene sus hábitos
y yo tengo pantalones.
Los ojos de mi morena
son picantes... tan picantes
que cada vez que la beso
brota en mis labios la sangre.
En los patios de Sevilla,
hay rosas maravillosas
pero son aún más hermosas
las rosas de tu mejilla.
Si del crimen en los lazos
caí robándole un beso,
bien puedes ponerme preso
en la cárcel de tus brazos.
De tus ojitos yo vi
una lágrima rodar,
y en su fondo descubrí
todo el sistema solar.
Sumercesita preciosa
por la Madre del Señor
regálame, generosa,
una limosna de amor.
Francisco Restrepo Gómez
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