Wednesday, May 28, 2014

La pastora



La pastora


Es blanca, muy blanca; su espléndida blancura
tenía transparencias de lirio y azahar;
era  tal el prestigio de su casta hermosura
que parecía un ángel en fuga de su altar.

En sus inmensos ojos, henchidos de ternura,
flotaba como un vaho de luz crespuscular;
en esos ojos, plenos de amor y de dulzura,
se adomercía el cielo, se refugiaba el mar.

Armiño eran sus manos, hechizo su cintura,
su cabellera oro, sus senos escultura,
ensueño sus sonrisas, sus labios sugestión.

Jamás se vio en el mundo mujer más blanca y pura
que aquella... y cuyo nombre primaveral fulgura
con signos indelebles sobre mi corazón.



Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, May 21, 2014

Tú sola



Tú sola


Tú que mi dicha, mi dolor comprendes
lo que mis males en silencio lloras
y de mi vida en las desiertas horas
la santa chispa del amor enciendes.

Tú que ni me traicionas ni me vendes,
tú que del mundo de la perfidia ignoras
en mi sendero la Esperanza prendes.

Tú tan mía, tan cándida, tan buena,
se siempre por piedad para mi pena
y por misericordia a mi destino:

Un faro en la borrasca de mis mares,
una rosa de luz en mis pesares
y un refugio de paz en mi camino.



Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, May 14, 2014

En el suburbio




En el suburbio


Entre las alegrías de la cena,
el arrullo de un vals y mientras todos
los amigos hallábanse beodos,
ella, llorando, me confió su pena.

Tuvo un amor; el hombre a quien quería
y en quien buscara la infeliz apoyo,
cobardemente la engañó, y un día
aquel infame la tiró al arroyo.

Acabó de contarme su agonía,
y a través de una lágrima que había
de mis ojos caído hasta su seno,

vi de su corazón en las llanuras,
entre un montón de ruinas y de cieno
una como cascada de blancuras.



Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, May 7, 2014

La copla eterna - Cantares inéditos 3 & 4



La copla eterna
(Cantares inéditos 3 &4)

Mi corazón es un niño,
                      que dejará de llorar                        
cuando les des a mamar
la leche de tu cariño.

Bájate la falda un tanto,
hasta el tobillo siquiera,
porque... yo no soy un santo
y... ni de fierro que fuera.

El cura me aconsejó
resistir las tentaciones;
el cura tiene sus hábitos
y yo tengo pantalones.

Los ojos de mi morena
son picantes... tan picantes
que cada vez que la beso
brota en mis labios la sangre.

En los patios de Sevilla,
hay rosas maravillosas
pero son aún más hermosas
las rosas de tu mejilla.

Si del crimen en los lazos
caí robándole un beso,
bien puedes ponerme preso
en la cárcel de tus brazos.

De tus ojitos yo vi
una lágrima rodar,
y en su fondo descubrí
todo el sistema solar.

Sumercesita preciosa
por la Madre del Señor
regálame, generosa,
una limosna de amor.


Francisco Restrepo Gómez