Wednesday, January 22, 2014

Almas contrarias



Almas contrarias

Tú no conoces mi interior; no sabes
que de mi alma en los múltiples senderos
escondo la ternura de las aves
y la ingenua humildad de los corderos.

Sábelo de una vez y no te asombre,
sutil paloma de inviolado armiño:
aún cuando soy en apariencia un hombre,
tengo, en verdad, el corazón de un niño.

Si tú supieras comprenderme, acaso
fuera un edén mi desolada senda,
como gozara en tu amoroso abrazo,
¡con qué brío luchara en la contienda!

Mas... tú no sabes comprenderme; en vano
mis palabras de miel van a tu oído;
tú no sabes que soy un hortelano
para el amor y la bondad nacido.

No lo sabes; mi huerta es un nativo
rincón poblado de ilusiones puras,
donde tres plantas con afán cultivo:
el Arte, la tristeza... y mis ternuras.

Tú no conoces mi interior, ignoras
que de mi vida en la mansión desierta
esta pobre alma por quien nunca lloras
vive tan sólo para ti despierta.

Tú no sabes; yo sufro amargamente
es mi dolor, como el mar profundo,
y voy lleno de sed, mustia la frente
por el tortuoso peñascal del mundo.

Eso... tú no lo sabes... sin embargo,
te lo he dejado comprender mil veces
si supieras endulzar lo amargo
de la copa que apuro ¡hasta las heces!

¡Ah! si tú supieras... si supieras
interpretar mis luchas interiores,
de mis sombras harías primaveras
y de mis cardos perfumadas flores.

Mas... como no lo sabes, sin encono
prosigamos en paz por nuestra senda.
Mira, yo soy humilde; te perdono
y eterno amor mi corazón te ofrenda.



Francisco Restrepo Gómez

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