Friday, June 28, 2013

Primer premio al Hermano Hermógenes



Primer premio
A selectos sonetos de la publicación El Porvenir


Su pequeñez lo abruma, lo impaciente,
y en el antro de gloria en que se agita,
su vasta inspiración bulle y palpita
como el mar en las horas de tormenta.
 
“A la luz del alma”, macilenta,
en poemas recónditos medita,
y en sus áticas noches canta, grita,
se disfraza, improvista y se lamenta.
 
“Leonora” con sus ósculos le embriaga;
es “habitante del azul risueño”,
y , sin embargo, entre nosotros vaga.
Es muy grande, a pesar de ser pequeño,
“Odia las realidades y le halaga
vivir enamorado de un ensueño”.


Hermano Hermógenes, el alias de:
Francisco Restrepo Gómez

“El anterior soneto, sin mayor mérito literario, pero apropiado a las circunstancias, estaba firmado por el Hermano Hermógenes, y el Hermano Hermógenes era el infortunado poeta Francisco Restrepo Gómez.  La noche en que la Gruta aclamaba su nombre como uno de los modestos vencedores, las rejas de una cárcel detenían su paso.” (Llego hasta mis oídos que lo detuvieron por orinar en la calle). “Un minúsculo suceso lo retenía en la sombra.  El cruel destino persiguió al poeta hasta el último día.  Débil y enfermo, en vano solicitaba piedad para sus hijos y el estrago invencible de las drogas heroicas.  Para colmo de su desventura, un una hora aciaga, la más aciaga de todas para Retrepo Gómez, la compañera de su vida, el único ser a quien no eran indiferentes su hondos sufrimientos, le dio la despedida suprema.  El dolor del poeta llegó hasta esa cumbre desolada, en que abajo queda sin oírnos la muchedumbre indiferente o gozosa, y arriba la inclemencia del vacío.  La muerte al fin arrancó de su cuerpo los últimos harapos y lo envolvió en la solead con su túnica de tierra.  Los versos de Restrepo Gómez, llenos de infinita melancolía desgarran el corazón como las espinas de una flor, y tienen no sé qué vago perfume de yerba marchita”.

Autor: Luis María Mora, Croniquillas de mi Ciudad, páginas 188 y 189.

Thursday, June 27, 2013

Ave de paso



Ave de paso

Adiós, hermana mía, buena hermana
que apagaste mi sed en el camino,
como lo hiciera la Samaritana con aquel taciturno peregrino.

Tú fuiste para mí cual el viajero
que llega, ya de noche, a la posada;
te di refugio, y al fulgor primero
del día, reanudaste la jornada.

Adiós, fugaz hermana; que te alumbre
el sol de la Fortuna, y en la cumbre,
cual un poeta el Porvenir te cante.

Cuando quieras volver... aquí te espero,
así como en la noche el posadero
aguarda, con amor, al caminante.

Francisco Restrepo Gómez

Tuesday, June 25, 2013

Alma sola



Alma sola

Alma mía paciente que perdiste
la ilusión, la esperanza, la alegría
en las encrucijadas de la vía
por donde en busca de consuelos fuiste;

Así, bajo el recuerdo que te asiste
por única y solemne compañía,
haces bien, muy bien haces, alma mía,
en vivir pavorosamente triste.

Alma de un alma que por ti se inmola,
alma que vas atormentada y sola
como un niño sin madre y sin estrella;

Alma: ponte a soñar en el regazo
de tus viejos dolores... y si acaso
puedes llorar aún... ¡llora por Ella!

Francisco Restrepo Gómez

Thursday, June 20, 2013

En secreto


En secreto

Tú sufres, yo lo sé... lo he comprendido
en el húmedo azul de tu mirada;
ríes, pero tu risa es un gemido,
lloras, pero tu llanto es carcajada.

Y a nadie le confiesas la inflamada
tempestad que con brazo enfurecido
te oprime el corazón... Sufres callada,
sin que viertan tus labios un quejido.

Haces bien en callar.  El torpe mundo
contempla el llanto con desdén profundo
y la sonrisa con sarcasmo impío.

Yo también sufro mucho, y sin embargo,
bajo la cruz que resignado cargo
prosigo mudo... indiferente y frío.

Francisco Restrepo Gómez

Tuesday, June 18, 2013

Ingratitud




INGRATITUD



Complicaciones arduas del corazón humano,
misterios insondables de la naturaleza, la
vida es un problema, la vida es un arcano y
por el mundo agitan su
vuelo soberano dos aves de
rapiña: la muerte y la tristeza.


Olvidos, desengaños, desilusiones crueles,
incompasivas almas de emponzoñado seno, por todas
partes luchas, por todas partes hieres, y en cuyo
fondo guardan acíbar y veneno
.

Yo todo lo perdono con voluntad de acero; apuro
hasta las heces mi vaso de acritud; más perdonar no
puede mi corazón sincero a un monstruo abominable,
aterrador y fiero que habita entre los hombres,

llamado ingratitud.

Perdono al envidioso y al que con lengua insana
reputaciones hiere, virtudes y honras trunca; perdono
en sus mil formas a la perfidia humana, perdono al
que se vende como una cortesana, perdono al
asesino, pero al ingrato ¡nunca!


Porque el ingrato encierra del crimen la simiente
y todas las negruras entre su corazón y en sus

entrañas lleva veneno de serpiente y ataca por la
espalda, pero jamás de frente: recibe un bien y a
cambio devuelve una traición.

La ingratitud es sombra, la ingratitud sin duda es
es el mayor pecado de todos los pecados; es de todas las
armas el arma más aguda, es una vieja escuálida de
faz torva y ceñuda que tiene por vivienda los pechos
depravados.

 Ayer en un recodo del áspero camino que cruzo
yo en mi senda con gran resignación halle tendido y
débil a un pobre peregrino; solícito y amante le di a
beber mi vino, le di mi franca mano, después
mi corazón
 Con ardoroso empeño calme su sed ardiente cubrí
sus desnudeces de mísero gitano, ungí todas sus
llagas y cariñosamente seque con mi pañuelo su
sudorosa frente como si se tratara de mi mejor
hermano.
Más tarde los caprichos de la voluble suerte
llenaron mi camino de zarzas y dolor; quedé sobre la
senda desnudo, mustio, inerte, como si las caricias
de un hálito de muerte sobre mi sien posaran su
gélido sopor.

También fui peregrino; fatigas y asperezas como
voraces cuervos llegaron a mi ser; cubriose mi
existencia de incógnitas tristezas y solamente nubes,
abrojos y malezas mis enturbiados ojos hallaron por
doquier.

 Y tuve sed y frío, pero ninguna mano me dio a
beber su copa, ninguna mano amiga cubrió mis
desnudeces de mísero gitano, ninguna quiso entonces
sacarme del pantano y hacer menos pesada la cruz de
mi fatiga.

 Y aquel a que un día mi mano compasiva cubrió
de beneficios, sirviole de sostén, paso por mi sendero
con actitud altiva. Cubierto de riquezas y de oropeles
iba y al verme hizo una mueca de orgullo y
de desdén.

 Siguió tranquilo y firme sin recordar acaso que
alguna vez estuvo con hambre y sin abrigo, sin
recordar que un día fui sol para su ocaso, para sus
labios fuente, para su sien regazo y para sus tristezas
cordial y franco amigo.

 Por eso resignado, humilde y sin encono, apuro
hasta las heces mi vaso de acritud, en brazos del
destino sereno me abandono, perdono todo, todo,
pero jamás perdono al rey de los delitos, al monstruo
ingratitud.
Francisco Restrepo Gómez

Friday, June 14, 2013

El mar es triste...


El mar es triste...
 
El mar es un gran triste; su rumores
son como un clavicordio de tristezas;
el mar a veces finge en sus furores
un desmelenamiento de cabezas...
 
El mar es un bohemio; en sus excesos
se ríe y canta; se estremece y llora.
El mar sabe de todo... hasta de besos;
que lo digan los astros que enamora,
que lo digan las playas que desflora
y que lo digan esos
centenares de perlas que atesora.
 
El mar es un poeta; a todas horas
altivo canta... y al cantar suspira.
El mar tiene por lira
la eternidad azul de las auroras.

El mar es un gitano; por el mundo,
de clima en clima su canción modula;
y de su corazón en lo profundo
sangre de perlas y coral circula.
 
El mar es un extraño
peregrino que siempre vive huraño
como un doliente trovador sombrío.
El mar es un exótico ermitaño
que vive como yo; lleno de hastío,
lleno de soledad, lleno de frío.
Yo adoro al mar; el mar es un gran triste
y la Tristeza, la ideal Tristeza,
es lo mejor de todo cuanto existe;
por eso adoro al mar... por su tristeza.
 
El mar es como yo: un peregrino
que va gimiendo por el mundo, a olas,
lleno de tempestades y de olas
y bajo las borrascas del Destino.
 
El mar es como yo: nunca se abate
del cierzo aleve al atrevido embate.
El mar es como yo: siempre resiste
al aquilón que sus espaldas bate.
 
El mar es como yo: siempre sombrío,
siempre peregrinando, siempre frío
y, sobre todo, triste.
 
Francisco Restrepo Gómez

Monday, June 10, 2013

Los labios de la amada, Revista Cromos, 17 de mayo de 1917

 

Los labios de la amada
 
 
Labios llenos de aromas y de mieles,
labios que por su gracia y por su brillo
se hubieran disputado los pinceles
de Goya, del Ticiano y de Murillo.

Labios que son un foco de embeleso,
labios de una virtud extraordinaria,
hechos tan sólo para la plegaria
y para la sonrisa y para el beso.
 
En esos labios el perdón se anida,
tras esos labios la bondad se advierte;
esos labios son vida y dan la vida,
mas dan también, sin compasión, la muerte.
 
En la pulpa sucosa y sandunguera
de aquellos labios, que destilan fuego,
florece la oración, encarna el ruego,
se entroniza el Amor y el Arte impera.
 
Bedíngalos el Cielo hasta la muerte,
porque los labios de la bien Amada,
en la oscura paleta de mi suerte
son una luminosa pincelada.
 
Oh Madre de Jesús, Virgen María:
en el instante en que mi vida cese,
haz Tú que el labio de la Amada mía
sea el único labio que me bese.
 
Francisco Restrepo Gómez


Friday, June 7, 2013

Rumores, letra de un bambuco interpretado por Carlos Gardel


Las aguas del Magdalena o
Rumores
Tras de las verdes colinas
asoma la luna llena
y con su nieve divina
torna en honda cristalina
las aguas del Magdalena.

Se oyen rumores de orquesta
sobre las altivas palmas
respira amor la floresta
y están las brisas de fiesta
y están muy tristes las almas.

Las almas como la mía,
alegres y soñadoras,
viven en cruel agonía
deshojando noche y día
nostalgias abrumadoras.

Y suenan voces perdidas
parecidas a mis penas;
son voces adoloridas,
sobre las aguas dormidas
del hermoso Magdalena.
Francisco Restrepo Gómez

Monday, June 3, 2013

Dos sonetos de Restrepo Gómez


Publicados en el Gráfico poco después de su muerte en 1924

Mi alcázar

Arquitecto sutil, cuando risueños
astros iluminaban mis pasiones,
edifiqué un alcázar con mis sueños
en mi luenga llanura de ilusiones

Corrieron muchos años, muchos años,
hasta que al fin, en fúnebre bandada,
invadieron mi exótica morada
esos búhos que llaman desengaños.

Poco a poco los canes del olvido
se presentaron, y quedaron dueños
de aquel viejo palacio carcomido.

Después... después... en una noche oscura
un huracán cruzó por mi llanura
y derrumbó el alcázar de mis sueños.


La voz suprema

A veces mis rutas ya desiertas,
fragante, dulce, voluptuoso y sano,
como una brisa de jardín lejano
viene el perfume de las horas muertas.

Entonces, a un cadáver, mi Esperanza,
yacente aún dentro del alma mía,
cual Jesús al hermano de María,
yo le digo: «levántate y avanza».

Mas, de pronto, un fantasma aparece
y me dice con una voz que me estremece:
-No se levanta... porque yo lo impido.

-Pero, acaso ¿quién eres? - le pregunto
al monstruo aquel y me contesta al punto:
-Calla, pobre mortal, ¡soy el Olvido!



Francisco Restrepo Gómez