Por eso
estoy triste
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¿La
olvidé... ¡Quién sabe!... No puedo decirlo
que lo
diga mi alma
que
sufrió por ella tan amargamente
que
libró por ella tan rudas batallas
¿La
olvidé?... ¡Quién sabe! No puedo decirlo
que lo
diga mi alma.
Y volví
romero que torna a la tierra
tras de
muchos años de recia jornada,
golondrina
que vuelve al alero
cubiertas
de nieve las alas.
Y ella,
la locuela de mi amor primero
ella, la
que fuera para mi tan cara;
la
inocente niña de los ojos tristes,
la
dilecta, la pura, la casta
la
inocente. -Cómo sufro al decirlo:
Ojerosa,
marchita y ajada.
La dejé
botoncito en rosa,
¡la
hallé cortesana!
Por eso
estoy triste... Sin querer saberlo
lo supe
por boca de un buen camarada.
Por eso
estoy triste... por eso estoy triste,
¡tengo
una gran tristeza en el alma!
Francisco
Restrepo Gómez
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