Campo florido
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La mañana ríe, la mañana tiene
de no sé qué cosas tan nobles y blancas,
y las campesinas alegres laboran,
y laboran la tierra con fe y esperanza.
Bulliciosamente, camino del bosque,
con los pies desnudos y al hombro las hachas,
tarareando coplas van los leñadores
en busca de leña para sus cabañas.
Aquí, bajo el golpe brutal del arado,
en surcos la tierra sumisa se rasga;
y lejos, muy lejos… la tierra sonríe
en una promesa feliz de abundancias.
La mañana tiene pudor de doncella,
amorosa y frágil ríe la mañana,
y el sol, sobre todas las cosas extiende,
su hermoso plumaje de oro y de plata.
Francisco Restrepo Gómez
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