Canto de esperanza
(1 de 2)
Despierta, ¡corazón! Ya la campana
anuncia el despuntar de un nuevo día:
iniciase la luz de la mañana
y difunde sus notas de alegría
el vibrante clarín de una Diana.
Platea el sol las azuladas lomas;
vuela a su cueva el agorero búho;
escóndese la fúnebre corneja
y, repitiendo un amoroso dúo,
se arrulla una pareja de palomas
entre las ramas de una encina vieja.
Tejiendo el tosco nido
y diciéndose amores,
cantan los ruiseñores
en la espesura del jardín florido,
todo lleno de pájaros cantores.
Así tú, corazón, abre a la vida
tus impalpables alas misteriosas,
cerrada está la herida
que supieron curar manos piadosas,
y por ellas no has muerto
y tu interior se llenará de rosa,
igual que los rosales de mi huerto.
Francisco Restrepo Gómez