Sensiblerías
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Tengo ganas de llorar
pero ¡ay Dios!, que suerte fiera
ya no puedo derramar,
una lágrima siquiera.
A fuerza de desengaños
y de un luchar inclemente
hace muchos, muchos años
que se me secó la fuente.
Y por eso, ¿a qué insistir?
Mejor será en verdad,
a carcajadas reír...
reír de la humanidad.
Sin embargo... ¡qué ironía!
no puedo reír... no puedo.
Y no sé si tenga miedo,
valor... o melancolía.
¡Oh Dios! y tanto vivir
y tanto peregrinar;
¡ay! quién supiera reír
¡ay! quién pudiera llorar.
Francisco Restrepo Gómez
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