Friday, February 27, 2015

A un hijo de Apolo



A un hijo de Apolo

Los más esquivos dones que guarda la contienda a
los batalladores del humo redil,
caigan sobre los duros peñascos de tu senda,
a modo de una lluvia benéfica y sutil.

Que en amor infinito tu corazón se encienda
para todas las cosas de la vida pueril;
no te importe que el mundo tu pensar no comprenda
ni te importen las mofas del populacho vil.

Lleva los ojos puestos en el azul del Arte
y desprecia los canes que a una y otro parte
del camino, ¡oh viajero triunfal!

Domina los impulsos de la suerte traidora
y ante los Bello inclínate. Si la sed te devora
cálmala en esa fuente que llaman ideal.


Francisco Restrepo Gómez

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