Publicada en la revista Gráfico, Bogotá
La copla eterna
Canto mis coplas, morena,
con esa tu voz de cielo
para que me males mi pena
Contigo, dulzura mía,
mi sufrimiento se calma;
sin ti...se me arranca el alma
de pura melancolía
Hay en mi parroquia un Cristo
de ojos tan dulces y suaves
como sólo los he visto
en la cara de mi madre
Ruiseñor que en la enramada
desgranas el corazón,
regálame una canción
para cantarle a mi amada.
Con tu blusita de olán
y tu enagua de zaraza,
vale más que una Princesa
llena de joyas y galas
Nunca en la mar halló el buzo
coral cual tus labios rojos
ni hay esmeraldas en Muzo
más preciosas que tus ojos.
Un albo manto bordabas
para la Virgen un día
y era más blanca tu mano
que la labor que tejías
Canta mis coplas chinita,
que al oírte me consuelo;
mis coplas saben a cielo
cantadas por tu boquita.
Francisco Restrepo Gómez
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