Campo florido
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Perezosamente se aleja el
rebaño
por la guijarrosa cuesta
solitaria,
mientras la colina se
envuelve en un manto
de seda… que extiende la
blonda mañana.
Las brisas rumoran extrañan
quejumbres,
hay suaves arrullos entre
la hojarasca,
y el humo en la choza
devana sus copos
por entre el alero mullido
de pajas.
En el patio alegre, sembrado de rosas
y de margaritas y de
pasionarias,
colorada y fresca como una
amapola
prepara el ordeño la dulce
muchacha.
Van por los caminos devotas
comadres,
repican a misa las viejas
campanas,
y con vibraciones de
orquesta se escucha
el sonoro y grave mugir de
las vacas.
Francisco Restrepo Gómez
Francisco Restrepo Gómez