Balbuceos
5 de 6
Ya no me queda nada… nada,
todo, hace tiempo, lo perdí,
desde mi novia idolatrada,
hasta el postrer maravedí.
Por eso mismo voy así…
decepcionado, en la jornada,
y llevo el alma atravesada
por un agudo bisturí.
Pero, ¡no estoy abandonado!
no soy aún tan desgraciado,
porque, cual santa devoción,
tengo en mi ruta de aspereza,
una querida: la tristeza,
y un buen amigo: el corazón.
Francisco Restrepo Gómez