Bajo las ramas
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Y como al cabo la hembra
experimentara la imperiosa
Necesidad del nido,
eligieron los dos el árbol más
Oculto del bosque, en un
roble soberbio, y en su
Fronda opulenta fabricaron
de hojarascas el pequeño
recinto.
Ella se echó en el tibio
nidal, triste, enferma. Y él,
Solícito, ligero, revolaba
por las huertas distantes, en
Busca del sustento, y a la
tarde volvía con la garganta
Llena de granos y arpegios
para la dulce compañera.
Mas sucedió que algunos
leñadores penetraron cierta
Mañana al fondo de aquel
bosque, y al fijar la mirada
en el roble, portentoso,
refugio de la alada pareja,
llenos de codicia febril e
ignorante de la maldad que
cometían, con el cortante
filo de sus hachas
arremetieron impetuosos contra
el árbol espléndido.
Francisco Restrepo Gómez