Wednesday, February 26, 2014

Isabel

El poeta Francisco Restrepo Gómez con su segunda hija, Isabel


Isabel

Tú llegaste después, y en esa hora
hubo salva de luz; mi artillería
disparó sus petardos de alegría
en honor de tu arribo, emperadora.

Y desde aquel inolvidable día
bajo tus pies mi corazón demora,
porque yo soy, para fortuna mía,
un vasallo en tu corte, mi señora.

Y pues que mis penumbras esclareces,
quisiera que tú fueses... que tú fueses,
de la Vida en el piélago profundo,

cual esa reina de tu mismo nombre
que le dio todo su caudal a un hombre
para que fuera a descubrir un mundo.


Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, February 19, 2014

Incógnita



Incógnita


Cuando llegues a mí, cuando a las puertas
de mi ilusión, en donde el alma mía
con las pupilas al camino abiertas
te ha esperado... y te espere todavía.

Entonces, cuando brille tu estandarte
de mi existencia en las abruptas lomas,
como alegre bandada de palomas
saldrán todos mis sueños a encontrarte.

Mi corazón se vestirá de galas,
y para ti desplegarán sus alas
una aves enfermas: mis canciones.

Y tú, gloria y honor de mi esperanza,
serás como una estrella de bonanza
sobre la tempestad de mis pasiones.



Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, February 12, 2014

Voz profana



Voz profana


En el jardín azul de mis pasiones,
como una blanca mariposa giras,
y en mi altar interior, mis ilusiones
alzan a santos... cuando tú me miras.

Con el poder de su magnificencia
tus negros ojos mi altivez humillan,
y ante la majestad de tu presencia
todos mis pensamientos se arrodillan.

Mas te voy a decir cuál es, señora,
el ansia que con múltiples empeños
mi atormentado corazón devora:

Crucificarme sobre tu melena
cuando por el calvario de mis sueños
te deslizas... cual una Magdalena.



Francisco Restrepo Gómez

Wednesday, February 5, 2014

Canción



Canción


Vaga una brisa traviesa
y allá por los horizontes
la noche a reinar empieza
mientras la luna se besa
con el perfil de los montes.

En las calles del poblado
no se oyen otros rumores
sino el rumor desolado
con que mi pecho angustiado
te cuenta sus sinsabores.

Yo soy un viejo marino
de tristes e ignotos mares
es mi barquilla el destino
y en ella vago sin rumbo
por el mar de los pesares.

Oye mis hondos anhelos
deja que mi alma sumisa
te arrulle bajo sus duelos
como el ave a sus polluelos
como a las flores la brisa.

El aura leve suspira
y entre temores y halagos
mi pensamiento delira
mientras la luna se mira
en el cristal de los lagos.



Francisco Restrepo Gómez