Monday, September 30, 2013

Mujer ideal


Mujer ideal


No sé cómo eres tú; yo desespero
de no haber comprendido tu pasión,
y sin embargo, ya lo ves, te quiero
cuanto puede querer mi corazón.

El alta tuya con mi alma un día
la jornada quisieron compartir,
y desde aquel entonces eres mía,
muy mía, toda mía hasta morir.

Yo fui malo, mas tú me hiciste bueno
tornaste en miel mi copa de veneno
y me ayudaste a conducir mi cruz.

Eres mejor que todas las mujeres
y por esto te adoro, aunque tú no eres
como quisiera yo que fueras tú.


Francisco Restrepo Gómez

Tuesday, September 24, 2013

Croquis



Croquis

Se prepara a dormir Naturaleza
sobre su lecho de suntuosas galas,
y agita en torno sus ingentes alas
el pájaro inmortal de la Tristeza.

Ya la campana a recorrer empieza
del Ángelus las fúnebres escalas,
mientras por los senderos las zagalas
charlando van con pastoril franqueza.

Fluyen las brisas su intangible lloro,
la noche apresta su feudal tridente,
y de la tarde ante la pompa extraña,

el sol parece cual corona de oro
que bajara a ceñir pausadamente
la testa colosal de la montaña.


Francisco Restrepo Gómez

Thursday, September 19, 2013

Lamentación



Lamentación

Hay un hondo murmullo desde entonces
en los áridos predios de mi vida;
hay un hondo murmullo: son los bronces
del Recuerdo... que lloran por tu partida.

Y como ya tu amor no la recorre,
la torre de mi ensueño se ha quedado
amargamente sola, cual la torre
de algún viejo castillo abandonada.

Ya mi corazón en los caminos
no vierte el ave de la Fe sus trinos
ni la Esperanza sus fragantes dones.

Y en esos melancólicos senderos
como un triste rebaño de corderos
yacen mis moribundas ilusiones.

Francisco Restrepo Gómez

Sunday, September 8, 2013

Este deseo


Este deseo

¡Qué modo de pensar! El mejor modo
de vivir esta vida que no halaga,
aunque a veces el ánima naufraga
en el deseo de decirlo todo.

Esta lucha tremenda con el verbo,
por lanzarle a la imbécil turbamulta
una mínima parte del acervo
sentimental, que el corazón oculta.

Este afán, esta vida, estos dolores
para poder regar algunas flores
sobre los cardos de nuestra jornada.

Este deseo de decirlo todo,
cuando del mundo en el revuelto lodo
tal vez fuera mejor no decir nada.

Francisco Restrepo Gómez